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El melón con jamón, un ‘maridaje’ con historia

agosto 12, 2020

El melón con jamón, un 'maridaje' con historiaEl melón con jamón es uno de esos platos que tiene o fieles seguidores o detractores, sin embargo, aunque parezca una comida demodé, es un plato que cada verano los chefs de numerosos restaurantes recuperan y reinventan para acercarlo a cada vez más paladares. En casa también se pueden hacer estas nuevas formas de comer melón con jamón, una delicia siempre que se sepa elegir bien las materias primas. El jamón, o paletilla, que sea ibérica de bellota… Así, seguro que triunfarás.

Pero en este post, más allá de las formas de comer melón con jamón, nos centramos en su curioso origen, pues, el melón con jamón cuenta con una larga historia, aunque bien es verdad que su explosión se produjo, como el de tantos otros, en esa España del desarrollo ávida de modernidad.  En todo caso este dúo hiperestival puede presumir de ser orgullosamente viejuno, gracias a una historia que se remonta a cientos de años atrás.

Y curiosamente, cabe destacar que el melón con jamón comenzó su andadura como combinación indisoluble debido a consejos médicos. En la Edad Media y el Renacimiento la teoría hipocrática de los humores dividió los alimentos en fríos, calientes, húmedos y secos. Según fuera el estado del paciente (sanguíneo, colérico, melancólico o colérico) eran recomendables o no los alimentos de un tipo o de otro. Por ejemplo, el melón fue tildado durante siglos de peligroso para la salud y recomendado únicamente al principio de las comidas mezclado con otros ingredientes secos y calientes, como especias, vino o jamón.

Pero esta combinación fue más famosa en Italia, aunque en España lo podemos encontrar ya como plato tradicional a mediados del siglo XIX. Durante ese siglo experimentó una auténtica época dorada como plato digno de los más finos banquetes, como el que se dio en Madrid en 1883 en honor del escritor Benito Pérez Galdós y que incluyó melón con jamón de Trevélez.

En los años del franquismo, el melón con jamón era plato común en las cenas de gala del generalísimo, por lo que a partir de ahí su ascensión fue meteórica, llenando bufés y almuerzos nupciales durante la década de los 70 y los 80.

Pero tras varios años de éxito, el melón con jamón pasó al olvido y fue desterrado de la mayoría de las cartas y menús hasta que cocineros de la talla de Ferrán Adriá y los hermanos Roca rescataron este maridaje para ofrecer en sus establecimientos versiones más modernas y cosmopolitas como el consomé de ibérico con esferificaciones de melón en el Bulli y el consomé con granizado de melón en el Celler de Can Roca.