Ya lo decíamos en la “Parte I” de este post: “maridar es armonizar, fusionar comida y bebida” para que se cree una experiencia única y se potencie el sabor de ambos productos. Y qué mejor maridaje que el que podemos conseguir con los ibéricos.
Posiblemente, si preguntásemos a los clientes que pasan por MAS Food Lovers cómo maridar el jamón ibérico de bellota, la respuesta que predominaría sería «con un buen vino tinto». Sin embargo, los expertos coinciden al señalar que no es el mejor maridaje. Especialmente, si el vino es un reserva o un crianza. Pero, ¿por qué?
Pues porque la intensidad de ambos productos, el vino y el jamón ibérico, no permiten apreciar ni un sabor ni el otro, y tampoco se potencian entre ellos. De hecho, el factor clave aquí es la presencia de la grasa en el jamón, que hace que no conjugue bien con vinos con cuerpo.
Entonces, ¿cuál será la mejor propuesta de maridaje para los ibéricos, especialmente para el jamón ibérico de bellota? Pues aquí hay varias opciones. Miremos algunas de ellas:
- Con vino blanco. Porque la acidez de estos caldos de la tierra ayuda a limpiar la boca de la grasa de los embutidos ibéricos y especialmente del jamón. Y además, La delicadeza aromática de los blancos respeta mejor la sutilidad del perfume del jamón de bellota. Asimismo, como en los blancos hay menos taninos, y por tanto, disminuye la astringencia del vino, se potencia con la sal del jamón, mientras que con los tintos se produce una combinación muy agresiva. Precisamente, la sal es un buen potenciador del sabor y le viene muy bien a estos vinos, haciéndolos más largos y sabrosos.
- Con espumosos, champagne y cava. Efectivamente, en este caso pasa como con los vinos blancos: la acidez de estas bebidas ayuda a potenciar el sabor del jamón y de los ibéricos. Pero además, en este caso, las burbujas ayudan mucho más a limpiar la boca de la grasa del jamón, que la impregna con facilidad y tapa las papilas gustativas. Pero si hay que elegir entre el gran abanico de espumosos, mejor los que tengan una crianza larga -aromas de evolución, más cercanos a la oxidación y las levaduras- y de burbuja suave.
- Finos, manzanillas y vinos de Jerez y de Sanlúcar. Ya se sabe que en el Sur, una tapita de jamón siempre la servirán con sus vinos con carácter. Y no es baladí. Es una más que recomendable combinación. Su aroma, que también nos recuerda a algunos frutos secos, lo hacen ideal para acompañar el jamón ibérico. De hecho, estos vinos, punzantes y penetrantes, permiten que los matices del ibérico destaquen especialmente .
Tras estos apuntes, señalar que, efectivamente, hay armonías que “suenan” y saben mucho mejor que otras a la hora de sentarnos a la mesa. Pero lo más importante de un maridaje es la percepción de cada paladar.